- By alfonso.marquez
- Published hace 4 años
Vía País Circular
El diseñador industrial chileno Nicolás Orellana es el co-inventor de este aparato que, a diferencia de otras turbinas, captura vientos turbulentos provenientes de todas las direcciones, incluidos los de abajo y los de arriba, es decir, “omnidireccionales”. Actualmente en fase de desarrollo, el producto -premiado con el prestigioso galardón James Dyson Award y recién elegido semifinalista del premio Estrecho de Magallanes de Imagen de Chile- pretende ser instalado masivamente en los balcones de departamentos de ciudades ventosas para generar energía eléctrica. “Más de la mitad del mundo vive en departamentos, así que tiene mucho potencial”, dice Orellana.
Nicolás Orellana tenía grabada en su cabeza la imagen de la Mars Tumbleweed Rover de la NASA que servía para recorrer y analizar Marte. Consistía en una esfera que rodaba por la superficie del planeta rojo, y que se movía con el empuje del viento. Esa fue la inspiración para el proyecto de título de Nicolás Orellana, quien en 2006 terminaba su carrera de diseño industrial en la Universidad Católica de Valparaíso.
“Era como una pelota de playa, inflable, pero que el viento se la llevaba para donde quería el viento. No era posible explorar una zona tan grande. Entonces en mi proyecto de título creé un aparato que iba en línea recta, sin importar el viento. Lo llevé al desierto de Atacama. Le hice seis pruebas y en total recorrió 17 kilómetros”, recuerda Orellana.
Dicho proyecto de título era solo un aparato de exploración, pero él siempre quedó con la sensación de que la idea podía aspirar para algo más. La prueba era que ese producto podría aprovechar los vientos provenientes de todas las direcciones para lograr la rotación sobre un solo eje. Estudiando un master en la Universidad de Lancaster, Reino Unido, logró trabajar en un prototipo de turbina eólica junto a su socio inicial en el proyecto, el keniano Yaseen Noorani, con la finalidad de convertirlo en un aerogenerador urbano que abasteciera las necesidades de energía en las ciudades de vientos caóticos.
La sorpresa fue mayúscula en 2018. Ambos decidieron postular el proyecto O-Wind Turbine al prestigioso premio de diseño en ingeniería James Dyson Award: no solo se adjudicaron el premio nacional del Reino Unido (se realiza en 27 países distintos), sino que además obtuvieron la versión internacional del premio, es decir, al mejor de los mejores inventos. “La O-Wind Turbine (…) asume el enorme desafío de producir energía renovable y, usando su geometría, puede aprovechar la energía en lugares donde apenas hemos buscado: las ciudades. Es un concepto ingenioso”, declaró el propio Sir James Dyson en el anuncio de la premiación.
“En todas las ciudades hay vientos cambiantes. Las turbinas que hoy existen van a atrapar vientos, no todos los vientos del día. Lo que yo hago es agarrar los vientos de cualquier dirección: los horizontales, verticales y espirales. Y los transformamos en energía. Eso no existe en el mercado”, explica el chileno Nicolás Orellana.
Con el premio, el principio que rige el movimiento del aparato quedó demostrado, pero quedaba un largo trecho para transformarlo en un producto que sirviera como solución energética. En la mente de Orellana siempre estuvo presupuestado ofrecerlo como alternativa de energía en los balcones de los departamentos. Esa era una versión, a la medida de una terraza, de unos 70 centímetros de diámetro. La otra es una adaptación a las fachadas de los edificios, de un diámetro más grande.
“Actualmente solo quienes viven en casas pueden ocupar la energía eólica en las turbinas tradicionales, instaladas en el patio o en el techo. Pero esta solución es para los departamentos. Casi la mitad de la gente del mundo vive en departamentos. Y les daría la posibilidad a esas personas de cierto nivel de independencia, de estar preparado en caso de cortes y ahorrar costos. Podría tener el potencial de duplicar la energía que se genera en los domicilios”, dice Orellana.
En ningún caso, aclara él, serviría para reemplazar la energía de la red, sino ser un complemento: “Depende de que haya viento, el viento no está presente en todo el día, solo en las mañanas y en las tardes, no es algo continuo. Sí podría alimentar las baterías o conectarlo directamente, tal como funcionan los paneles solares”.
El potencial en el mercado externo
Tras dos años de iteraciones, recién este año Orellana está llegando a un resultado concreto para empezar a perfilar el producto en el mercado. Ahora cuenta con otro socio, el inglés Dominic Chippendale, quien lo asesora en el tema estrictamente comercial. Noorani, en tanto, sigue cada paso que da O-Wind pero desde lejos. La empresa está formalizada en Inglaterra bajo el nombre O-Innovations, y el nombre de la turbina eólica es O-Wind.
Dice Orellana que Chile no es un mercado muy grande. Potencialmente son 400 mil departamentos en el país, pero no todos reúnen las condiciones de viento óptimas para el funcionamiento del dispositivo. Él se ha fijado que en ciudades como Punta Arenas, por ejemplo, el producto podría tener un óptimo rendimiento. De hecho, O-Wind acaba de ser designado semifinalista del Premio Estrecho de Magallanes a la Innovación y Exploración con Impacto Global, en la Categoría Nacional, organizado por Imagen de Chile en el marco de la conmemoración de los 500 años de la travesía de Hernando de Magallanes. Existe también la Categoría Magallanes, solo para proyectos generados en la región más austral de Chile.
Por lo mismo, Orellana pretende con O-Wind dar el salto hacia otros rincones del mundo para ser una solución global en el tema de aprovechamiento de los vientos de las ciudades. “Esperamos que mucha gente se pueda sumar a esta revolución”, dice el diseñador industrial. Lo respalda el tamaño de la turbina, diseñada especialmente para pasar por la puerta de cualquier departamento y, como no tiene aspas, no reviste riesgo alguno.
“Tiene una forma exterior relativamente esférica y se puede instalar en cualquier lugar. Cuenta con una ventaja, ya que en muchos países de Europa hay reglamentaciones que impiden poner turbinas con aspas en los departamentos. Están prohibidas porque se pueden volar y pegarle a alguien. En este caso, no tiene aspas y puede ser perfectamente instalada en un balcón”, añade Orellana. Pero la O-Wind puede tener aplicación en otros escenarios. Por ejemplo, en las carreteras, en las líneas de tren, en helipuertos e incluso para poder mover botes.
Actualmente, O-Wind sigue en fase de desarrollo para validar los resultados, buscar inversión y extender la patente a otros territorios. Luego vendrá el paso siguiente de generar el desarrollo completo a nivel de diseño, la materialidad, los pesos, etcétera.
Según Orellana, esta turbina es la única en el mundo en trabajar todo tipo de vientos, ya que las existentes son de dos ejes: horizontal, que reciben el viento de una sola dirección, y vertical, que el viento puede venir de distintas direcciones, pero siempre horizontal. “Por eso es que decimos que O-Wind es omnidireccional. El potencial que tiene este invento es inmenso, ya que los habitantes de departamentos podrían generar electricidad de manera eficiente, efectiva y sostenible. Las ciudades son lugares con mucho viento, pero no estamos aprovechando este recurso. Esperamos que sea accesible para personas de todo el mundo”, cierra el chileno.